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La Creación de Significado: Rocío Rodríguez en el MOCA GA, Atlanta

By March 27, 2019
Rocío Rodríguez, October 27, 2016; 2016, pastel, oil pastel, on paper, 18 x 24 inches. (All images courtesy MOCA GA; all photos by Reiss Birdwhistell.)

The English version of this text follows its Spanish translation.

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La retrospectiva actual de Rocío Rodríguez en el Museo de Arte Contemporáneo de Georgia (Museum of Contemporary Art of Georgia, MOCA GA) guarda toda la intimidad de un regreso a casa, lo que a menudo provoca elogios y también cuestionamientos. Treinta años sobre el papel presenta una selección de los cuadros de Rodriguez desde 1988 hasta 2018, la mayoría de los cuales no se han exhibido anteriormente. La exposición se muestra cronológicamente y separa su obra en diferentes períodos. Comienza con su trabajo figurativo a finales de los 80, los espectadores están frente a lo que podría llamarse el abandono de la figura de Rodríguez. Al explorar el estado psicológico y emocional al interior del individuo, la figura se vuelve cada vez más abstracta, desmembrada y deconstruida. La exposición luego pasa a los cuadros más simbólicos o totémicos de Rodríguez que abordan la política global de la era de Bush y, finalmente, se remite a su trabajo más reciente, que deconstruye el lenguaje visual de la pintura abstracta.

Los cuadros de Rodríguez son subjetivos, meditativos e introspectivos, y exploran los recuerdos y la emoción. Sin ser pensadas inicialmente para que fueran vistas por el público, las obras funcionan como un espacio de exploración y cuestionamiento para Rodríguez. Estos cuadros están acompañados de un texto puesto en la pared que marca cada nuevo período de su obra. En lugar de proporcionar un análisis curatorial profundo o una explicación de la procedencia del trabajo, el texto enuncia citas literales de la propia artista. Habla sobre su proceso e intenciones al crear un conjunto de obras en particular y al relacionar recuerdos, preguntas y descubrimientos. Sin reclamar plena autoridad sobre la interpretación visual o la atribución de significado de sus cuadros, Rodríguez empodera a otros para reproducir el proceso de exploración interna a través de su obra. Al deconstruir un cuadro, abre un espacio cerebral para que los espectadores contribuyan a la creación de significado de su obra.

Al igual que una anotación en un diario, cada trabajo se titula con una fecha completa: mes, día y año. Además de recordar a los espectadores que están experimentando el trabajo de décadas separado en momentos, también funciona como un recordatorio del contexto histórico exacto. En su serie de cuadros Problema del Mundo (Worldly Concern), Rodríguez se apartó de su período decorativo anterior y exploró líneas más fuertes y angulosas. Frustrada por la falta de información proporcionada durante la Guerra de Irak por parte de los medios de comunicación, Rodríguez creó imágenes que expresaban sus diferentes emociones sin incluir detalles viscerales o explícitos. Esto la llevó a un uso incisivo del color y las líneas frenéticas. La lectura de los títulos y las fechas de los cuadros puede hacer que los espectadores vuelvan a ver sus recuerdos personales de las fechas específicas y de la misma guerra.

Detail of Rocío Rodríguez’s Thirty Days, 2018; pastel, oil pastel, charcoal, pencil on paper, 11 by 308 inches.

En general, los cuadros de Rodríguez parecen más relacionados con el vacío y la profundidad que simplemente con el hecho de llenar espacios confinados. Los cuadros ponen espacios en blanco en una conversación visual con líneas, formas, sombreado y manchas, que crean una apertura que invita a la exploración. Al igual que el desplazamiento de lo consciente a lo subconsciente, sus abstracciones parecen emerger y sumergirse en la superficie de sus cuadros. La libertad de sus abstracciones de composiciones visuales estructuradas le da movimiento y fuerza a su obra.

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Durante los diferentes períodos de los cuadros de Rodríguez, se puede percibir un estilo visual cohesionado que está definido por la repetición de formas, líneas, texturas, colores y materiales. La yuxtaposición de muestras de color con líneas limpias, la saturación nebulosa de naranjas y amarillos, las texturas brillantes y los trazos gruesos en colores pastel hacen que moverse a través de la exposición se sienta como navegar por variadas corrientes de la conciencia. Cuando los espectadores llegan a sus obras más recientes, son testigos de una deconstrucción completa que se mueve desde la figura externa a través de la mente hasta un cuestionamiento de la pintura en sí.

En muchos sentidos, esta retrospectiva funciona como una conversación. Dentro de las conversaciones, a veces la información se pierde, se malinterpreta o se asume, pero la belleza puede encontrarse en el contacto mutuo. La fuerza del trabajo de Rodríguez facilita esta conversación con franqueza y generosidad y hace que la evolución conceptual y el movimiento visual prevalezcan sobre la imposición arbitraria de significados.

Spanish translation provided by Interpreters Unlimited.


Rocío Rodríguez, January 27, 2006, No. 1; 2006, pastel, oil pastel, pencil on paper, 18 by 23 1/2 inches.

Rocío Rodríguez’s current retrospective at MOCA GA holds all the intimacy of a return home, which often prompts acclaim as well as interrogation. Thirty Years on Paper presents a selection of Rodríguez’s drawings from 1988 through 2018, most of which have never been shown before.  The exhibition proceeds chronologically, separating her practice into distinct periods. Beginning with her figural work in the late 80s, viewers are exposed to what could be called Rodríguez’s abandonment of the figure. Exploring the individual’s interior psychological and emotional state, the figure becomes more abstract, dismembered, and deconstructed over time. The exhibition then moves into Rodríguez’s more symbolic or totemic drawings addressing the global politics of the Bush era and finally into her most recent work aimed at deconstructing the visual language of abstract painting.

Rodríguez’s drawings are subjective, meditative, and introspective, exploring both memory and emotion. Initially unintended for public viewing, the works function as a space of exploration and interrogation for Rodríguez. These drawings are supplemented by extended wall text that marks each new period of her practice. Rather than providing a deep curatorial analysis or an explanation of the work’s provenance, the text consists of direct quotes from the artist herself. She speaks about her process and intentions when creating a particular body of work, interweaving memories, questions, and discoveries. Without claiming full authority over the visual interpretation or ascription of meaning in her works, Rodríguez empowers others to mirror her process of internal exploration through the work. In deconstructing a drawing, she opens up a cerebral space for viewers to contribute to the meaning-making of her work.

Much like a journal entry, each work is titled with a full date: month, day, and year. In addition to reminding viewers that they are experiencing decades’ worth of her work in moments, it also functions as a precise reminder of historical context. In her series of Worldly Concern drawings, Rodríguez departed from her previous ornamental period and explored harsher, more angular lines. Frustrated with the lack of information provided by the media’s coverage of the Iraq War, Rodríguez created drawings that expressed her varied emotions without including visceral or explicit details, leading to an incisive use of color and frenzied lines. Reading the titles and dates may prompt  viewers to revisit their own personal memories of the specific dates and the war itself.

 Rocío Rodríguez, March 12, 1991, 1991; acrylic on paper, 22 by 30 inches.

In general, Rodríguez’s drawings seem more concerned with void and depth than simply filling confined space. The drawings place blank sections in visual conversation with lines, shapes, shading, and smudging, creating an openness that invites exploration. Like drifting from the conscious to the subconscious, her abstractions appear to emerge and submerge from the surface of her drawings. The freedom of her abstractions from structured visual compositions lends the work movement and presence.

Within the different periods of Rodríguez’s drawings, you can see a cohesive visual style defined by the repetition of shape, line, texture, color, and material. The juxtaposition of swatches of color with clean lines, the misty saturation of oranges and yellows, and the textures of glitter and caked on pastel makes moving through the exhibition feel like navigating varied streams of consciousness. As viewers reach her most recent works, they witness a complete deconstruction, moving from the external figure through the mind into an interrogation of painting itself.

In many ways, this retrospective functions like a conversation. Within conversations, sometimes information gets lost, misinterpreted, or assumed, but beauty may be found in the mutual exchange. The strength of Rodríguez’s work is the way in which it facilitates this dialogue with openness and generosity, favoring a sense of conceptual evolution and visual motion over the heavy-handed imposition of meaning.


Rocío Rodríguez: Thirty Years on Paper is on view at the Museum of Contemporary Art of Georgia (MOCA GA) in Atlanta through April 6.

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